El tiempo en la poesía y en el relato.

Envío dos poemas disímiles que tratan, sin embargo, un tema semejante.
Intento mostrar a cómo se cumplen acá también las funciones del relato, aunque de manera distinta.

A veces, el escritor prefiere no contar, sino expresar un sentimiento, pensar, dialogar consigo mismo, jugar con la riqueza de significaciones que las palabras le van sugiriendo y explorar el sentido de lo que va diciendo, como un observador del lenguaje que lo arma y rearma a la manera de un rompecabezas. Entonces, escribe un poema.

El pacto de lectura de la narración exige creer, suspender la realidad inmediata y entregarse a “producir” con la imaginación el mundo representado, creado por el autor a partir de la máquina del tiempo puesta a funcionar.

En cambio, lo que se cuenta en el poema raramente da lugar a un tiempo de ficción, a una sucesión temporal. Son pantallazos, visiones, momentos de un sueño, escenas que tienen, en cierto sentido, valor de ejemplos poéticos, metáforas que aluden a otra cosa. Se muestran, se presentan para que sugieran un sentido posible, un sentido múltiple, que termina por hacerse evidente y prevalecer sobre la historia, en la que no se cree: ése es el pacto de lectura con el poema. El mundo representado no está para ser creído sino para ser comprendido.


LUNA DE MIEL
Por Giovanna Pollarolo.
En : Entre mujeres solas. Lima: El Santo Oficio, 1995.
(Las funciones se repiten en cada estrofa, busquen reconocerlas)

Cuando una mañana
me vi arreglando la cama sin memoria y
sin rubor
comprendí que mi luna de miel
había llegado a su fin. (ESTATUTO: ruptura)
Los manteles mostraban enormes manchas de vino y grasa
las ollas ya no brillaban
el azul de las sábanas del ajuar
no era azul, ni blanco el blanco (ESTADO: desilusión)
Esa noche
él olvidó la rosa de cada día (ACTOS DE ABANDONO)
yo improvisé una sopa de verduras
sin sorpresas
y cuando él
empezó a leer los periódicos
(olvidados desde el día de la boda)
yo decidí llamar a mis amigas
(olvidadas desde el día de la boda)
buscar trabajo, y abrir
las puertas y las ventanas de mi casa. (EFECTO: soledad, independencia)

A mí me pasó igual, pero yo no llamé a nadie
no hice nada
sólo lloré.
Me encerré en el baño para que no me viera.
¿Qué podía decirle?
Tenía vergüenza de mis lágrimas
los ojos hinchados, la cara
roja y deforme.
Lloraba, lloraba, lloraba
como lloran las mujeres
con gemidos y suspiros y ahogos
mirándose en el espejo, sonándose la nariz.
Después respiré, suspiré, me eché agua fría
y fui a la cocina.
¿Qué tienes?, dijo él
mirándome apenas, atento a la pelea de box en el televisor.
Es la cebolla que me hace llorar, dije
la voz se me quebró
y las lágrimas otra vez.
¡Ah!, sin mirarme.
El boxeador cayó en la lona
víctima de un golpe combinado
de izquierda y de derecha.
Knock out, gritó el locutor.

El final de la mía fue más trágico.
Hubo lágrimas, sí
pero después de los golpes
después de las patadas y de insultos incomprensibles.
En el hospital él lloró
se arrodilló, pidió perdón
dijo que nunca más: Soy una bestia, dijo.
Y yo lo abracé agradecida.
Pero algo había en mí que él no soportaba
mi manera de hablar, quizás
mi risa
mi manera de mirar a otros hombres
ojos de carnero degollado.
Algo.
Me sacas de mis casillas, dijo
la séptima vez en el hospital
y ya no pedía perdón
ni se esforzaba por aliviar
los moretones
acomodar las vendas, contener mis lágrimas.
Mejor nos separamos, dijo esa vez
o acabaré matándote
y no quiero ir a la cárcel.

Nosotros no tuvimos luna de miel
ajuar, fotos, vestido blanco
vajilla nueva.
Sólo un cuarto vacío
un colchón, dos tazas y una vela.
Huimos de nuestros padres, amigos y parientes:
nos bastaba el amor.
Él y yo. Yo y él.
¿Hacía falta algo más?
Yo me volví asmática;
él tuvo su primer infarto.

La mía terminó sin palabras
sin golpes
sin llanto.
Él se quedó dormido
mientras yo me adornaba en el baño.

Yo dije esa noche
que me dolía la cabeza.
Sólo quería dormir.
Él me dijo hasta mañana. Yo
también estoy cansado.

Yo, de pronto, empecé a detestarlo.
Hacía ruido cuando mordía el pan
se atragantaba con la comida
olía a sudor, a cebolla cruda
los sábados y los domingos daba vueltas
se dormía en cualquier parte
con pijama el día entero.

Yo regresé cansada de un viaje de postal
me dolía la cara de alegría
la boca
de tanto repetir que éramos felices.
Y respiré aliviada
cuando él empezó a trabajar
y a olvidarse un poco de mí.

Yo espero la segunda, la tercera ( NUEVO ESTATUTO: ley del deseo)
la que dure la vida entera.
Que me vuelva a mirar como entonces
que jadee por mí
como yo
que me siga los pasos
como yo. Una perra en celo.



Al coyote
De J. L Borges

Durante siglos la infinita arena
de los muchos desiertos ha sufrido
tus pasos numerosos y tu aullido
de gris chacal o de insaciada hiena.
(ESTATUTO: lo eterno)

¿Durante siglos? Miento. Esa furtiva
substancia, el tiempo, no te alcanza, lobo;
tuyo es el puro ser, tuyo el arrobo,
nuestra, la torpe vida sucesiva.
(ESTADO: lo caduco)

Fuiste un ladrido casi imaginario
En el confín de arena de Arizona
donde todo es confín, donde se encona
tu perdido ladrido solitario.
(ACTO: invocación)

Símbolo de una noche que fue mía,
Sea tu vago espejo esta elegía.
(EFECTO: ruego).

Comentarios

Hebe Solves dijo…
A partir de una escena o de una frase, la máquina de la escritura se pone en movimiento... Entonces importa no tanto contar algo, como la manera de contarlo, para descubrir otros significados aparte de los obvios.
A menudo, este rumor de la escritura silenciosa nos despierta al sentido musical de las frases, la entonación, la sugerencia de los silencios. Y cortamos los versos para pautar esos silencios y volver atrás una y otra vez.
Atrévanse a asumir una actitud poética y explorar una escena con este propósito.
Pueden enviar el texto a
tallerliterario@hebesolves.com.ar
Hebe Solves dijo…
Este poema de Borges, que me atrevo a modificar, haciendo otra partición de los versos, es un soneto, con las rimas precisas (arena con hiena, furtiva con sucesiva, etc).; 14 versos de 11 sílabas cada uno; cadencias rítmicas que se alternan con alguna regularidad , por ejemplo:

tuyo es el puro ser, tuyo el arrobo,
- u u u u - u u u - u

nuestra, la torpe vida sucesiva.
- u u u u - u u u - u

Símbolo de una noche que fue mía,
- u u u u - u u u - u
Sea tu vago espejo esta elegía.
- u u u u - u u u - u

Vean que señalé las sílabas acentuadas de cada verso con un guión y, con una U, las sílabas átonas. Finalmente, el poema tiene dos estrofas iniciales de cuatro versos, pero las dos estrofas finales, que podrían ser de tres versos cada una, están escritas a la manera inglesa, con una estrofa de cuatro y una conclusión de dos versos que tienen el mismo ritmo. También es bastante libre la disposición de las rimas. Por supuesto, nada de esto es necesario para escribir poesía, pero de uno u otro modo, el poeta siempre evidencia la fluidez del verso desde el punto de vista del ritmo.

Transcribí los versos siguiendo un orden sintáctico para analizar la modalidad de cada enunciado (afirmación, duda, etc.).

Durante siglos
la infinita arena de los muchos desiertos
ha sufrido tus pasos numerosos
y tu aullido de gris chacal o de insaciada hiena. (1)

¿Durante siglos? Miento. (2)
Esa furtiva substancia, el tiempo, no te alcanza, lobo; (3)
tuyo es el puro ser, tuyo el arrobo,
nuestra, la torpe vida sucesiva. (4)

Fuiste un ladrido casi imaginario
En el confín de arena de Arizona donde todo es confín,
donde se encona tu perdido ladrido solitario. (5)

Símbolo de una noche que fue mía,
Sea tu vago espejo esta elegía. (6)

El poema supone un yo lírico: acá la voz del yo aparece cuando se enuncia una objeción,una negación, que es la crítica de sí mismo. El Yo, habla consigo mismo, se desdice.
Al final, la conclusión nos hace aparecer a “nosotros”, en un plural que abarca a los lectores.
El poema tradicional busca precipitar el sentido; no interesa la historia, no hay tiempo de ficción, un transcurso; pero sí se establece un conflicto en la situación inicial, que descubre el estatuto que la rige y, paralelamente, se abunda en sugerencias de los estados que afectan al yo lírico.

1. afirmación
2. duda
3. negación
4. nueva afirmación, exclamación y presentación del conflicto humano, la conciencia de la muerte. Por oposición, se da por cierta la eternidad del Ser encarnado en el aullido del lobo. (mitema que reproduce el mito de Ulrica, un cuento que se publicó en El libro de arena). Se trata de una afirmación exaltada, con énfasis, hasta se podría escribir con signos de admiración, evitados por ser obvios. (Por mitema entiendo un mínimo de texto que repite o alude a otros discursos míticos, hipertexto que constituye el presupuesto de creencias que sustenta el lector).
5. Afirmación vocativa; encona, epíteto que me llama la atención, ¿insiste? Acá, la afirmación implica nostalgia, es casi una elegía al Lobo que ya no es. Vocativo es el modo que invoca, elegíaco.
6. Ruego. Acá es claro el vínculo con Ulrica, y se invoca una noche de amor. Es un deseo, en subjuntivo. La invocación al amor señala y evidencia la fugacidad del tiempo, tanto como el aullido y el reloj de arena. El sentido del poema es ambiguo, pero insiste en la vaga idea platónica de que el amor es una imagen de la eternidad. En Borges, esa única noche de amor, que se repite esporádicamente, aparece también de modo intenso y reiterado en sus poemas y es un operador que produce un efecto metafísico: uno siente que hay algo más, sin saber qué ni ponerle nombre.

CONCLUSIÓN
El lobo, metáfora del deseo, insaciable y solitario, se torna (poema mediante) en símbolo de la eternidad, y el poema, (su espejo), semeja una especie de ladrido imaginario, que aspira a estar fuera del tiempo cotidiano y participar de un arrobo sobrenatural.
En particular, siempre me impresionó la oposición de “nuestra, la torpe vida sucesiva” (una manera exquisita de nombrar el tiempo de la vida-muerte) con el “puro ser”, el “arrobo”.
Finalmente, quisiera insistir en que el tiempo del poema no existe como ficción, sino como secuencia rítmica; tiempo, en poesía, es el fluir del verso, semejante a la cadencia musical

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