Saer: el tiempo subjetivo

Lo imborrable
Juan José Saer

Pasaron, como venía diciendo hace un momento, veinte años: anochece. Día tras día, hora tras hora, segundo a segundo, desde que, por entre sus labios ensangrentados me expelió, inacabado, a lo exterior, esto no para, continuo y discontinuo, a la vez, el gran flujo sin nombre, sin forma y sin dirección —pueden llamarlo como quieran, da lo mismo— en el que estoy ahora, bajo los letreros luminosos que flotan, verdes, amarillos, azules, rojos, violetas, irisando la penumbra en la altura sobre la calle, en el anochecer de invierno.Y encima, más que seguro, en estos tiempos, casi todos son todavía reptiles. Pocos, muy pocos, aspiran a pájaro —aquí o allá, entre lo que repta, babea, acecha, envenena, en algún rincón oscuro, y a veces sin haberlo deseado, por alguna causa ignorada por él mismo, alguno empieza a transformarse, a ver, con extrañeza, que le crecen plumas, un pico, alas, que ruidos no totalmente odiosos salen de su garganta y que puede, si quiere, dejar atrás todo eso, echarse a volar. Desde el aire, si mira hacia abajo, puede ver de qué condición temible proviene cuando percibe lo que a ras del suelo, como él mismo hasta hace poco, corrompe, pica, viborea. Todo eso desgarra, mata, muere, en el susurro, el roce helado, el bisbiseo, con saña trabajosa y obtusa, sin escrúpulos y quizás sin odio, asumiendo, en la naturalidad y hasta en el deber ni siquiera pensado o deseado, la defensa, la multiplicación, la persistencia, el territorio de la especie reptil.—¿Tomatis? ¿Carlos Tomatis? Me paro. Lo escruto. El tipo que, después de interrumpir mi proyecto mental de redacción —metáfora de mis contemporáneos— me intercepta en la vereda tendiéndome la mano con una sonrisa acaramelada, parece inofensivo,insignificante a decir verdad, pero por el modo en que está vestido se ve a la legua que, si tiene problemas, y un brillo afligido en los ojitos parecería traicionar que los tiene, esos problemas no son financieros.



Comentarios

Hebe Solves dijo…
En este fragmento breve de Juan José Saer (argentino muerto hace muy poco), hay un comentario mío que tal vez quieran leer: se trata de ver cómo se puede contar algo subjetivo, algo que sucede en el interior, hechos del ánimo, muy difíciles de expresar con palabras corrientes.
Siempre se trata de contar, pero acá es fuerte el deseo de expresar lo inexpresable. Lo singular es siempre subjetivo, propio, pero puede compartirse.
De paso, en los comentarios voy analizando diferentes componentes del relato: la situación, el suceso, el acto.
Si desean hacer un ejercicio, pueden intentar darle forma al relato de algo sentido (o imaginado, pensado, sospechado) por ustedes y combinarlo con hechos, como antes.Siempre combinando lo real con lo imaginario, lo posible con lo fantàstico, o al menos, con lo extraño.
También me detuve en el uso de los tiempos verbales: ayudan mucho a enriquecer el texto, hacen que el que escribe se "mueva" dentro de lo contado, como en una danza. Sin darse cuenta, se va imprimiendo ritmo al texto.
Luego, no se olviden de reescribir, intentando otros modos de decir lo mismo.
Envíen el texto a
tallerliterrio@hebesolves.com.ar
Hebe Solves dijo…
El uso de los tiempos verbales

Este fragmento con que comienza la novela trata de algo puramente subjetivo. Apenas hay dos tiempos verbales en indefinido que introducen la época, en general. Tomatis habla, mejor dicho, piensa o se habla a sí mismo. El tiempo fluye como en un poema, así como fluye el discurso, con su entonación, su ritmo, su sentido. Es la presentación de una SITUACIÓN. Nada de lo que aparece puede ser representado, así como es imposible representarnos a nosotros mismos. Sin embargo hay una escena, porque hay tiempo. Una escena que dura veinte años. El mundo interior se dibuja como una cosa amenazada, algo parido veinte años atrás y que antes no existía. Es Tomatis, ahora, veinte años después.

Si extraemos los verbos vemos que la presentación de la situación, con tres verbos, es muy breve, y el suceso larguísimo. A su vez, el suceso se divide en dos: lo subjetivo y lo que se presenta como real dentro de la ficción:

Pasaron-Venía diciendo-Me expelió- (SITUACIÓN/ tiempo de presentación, dura, es un tiempo extenso, no puntual)

Nopara-Pueden-Quieran-Da-estoy-Flotan-Son-Aspiran-Repta-Babea-Acecha-Envenena-Empieza-Le crecenSalenPuede-Quiere-Mira-Puede-Proviene-Percibe-corrompe-Pica-Viborea-Desgarra-Mata-Muere (SUCESO/tiempo de ficción, es un tiempo puntual pero subjetivo)

Me paro-Lo escruto-Me intercepta-Parece-Está-Se ve-Tiene-Parecería-Los tiene-No son (SUCESO, es puntual, sucede en la ficción y alude a algo real, por oposición a los sucesos subjetivos)



En el segundo momento, siempre en presente, se perfila el tiempo de ficción, el SUCESO, lo que “pasa”, pero se sigue empleando el tiempo presente.
Es un uso del presente muy diferente del que hace Di Benedetto, por ejemplo, porque a lo largo de la novela, el narrador va a volver una y otra vez a la escena duradera, subjetiva, y va a dar un amplio espacio a ese mundo que es “lo imborrable”. Di Benedetto casi no hace comentarios, evita lo subjetivo. Todo se dice porque “pasa”, está pasando. Una gran economía. Hay un cuidado extremo de cada palabra, sin énfasis pero emplenado epítetos largamente meditados.
En cambio, Saer utiliza un lenguaje poético, con el tiempo fluyente de la poesía donde el narrador más parece un “yo lírico”, un monólogo interior, un tiempo subjetivo que se consigue por medio de la metáfora, la similitud: haber sido parido casi como un bicho por un suceso que no se nombra y que ocurrió veinte años antes.

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