Bateson/Lagos Garay: experiencia y conocimiento

La revista POLIS Nº 9 tiene un artículo muy interesante. El tema está relacionado con la entrada sobre Tango, poesía y poética. Copio un fragmento:

"Siendo profesor de un centro de estudios superiores, (Gregory Bateson) recuerda -siempre con su ironía característica- cierto rumor que circulaba entre sus estudiantes. Se comentaba que Bateson sabía algo que nunca quería decir, se rumoreaba en los pasillos que él «escondía» algo respecto de lo que hablaba en clases. Sospechaban los estudiantes que él no decía todo lo que podía decir. Siempre “ocultaba” –y ello lo haría de un modo consciente- algo de su reflexión. Ése era el rumor generalizado. ¿A dónde quiere llegar Bateson? ¿De qué está hablando este caballero?, eran las preguntas y dudas que circulaban entre los estudiantes. Cuando un alumno se le acerca y en un tono de complicidad le da a entender que ha “captado” aquello que supuestamente –Bateson– esconde (una cierta “desconfianza” producto de su ancestro irlandés, le confiesa el estudiante, también de origen irlandés), él se asombra. ¿Escondo algo yo?, ¿por qué esa sospecha entre los estudiantes?, se pregunta; indudablemente que yo no escondo nada, se responde. ¿Cómo surge esa confusión entre los estudiantes? Para él, el instante es casi de iluminación, su mente se “expande”, es un verdadero satori, confesará posteriormente. En esa disyuntiva, Bateson no puede sino concluir en un “darse cuenta” (awareness) que él piensa de una manera diferente a la que se acostumbra a reflexionar entre los otros profesores. Su modo de «razonar» era diferente al modo de razonamiento del resto de sus colegas. Más tarde dirá que su epistemología –definida por él como “el conocer cómo se conoce aquello que se conoce”– era diferente. Comienza entonces a intentar establecer los fundamentos de dicha “otra” epistemología; y no lo olvidemos, ello significa partir a la búsqueda de dar respuesta a ¿cómo se configuran las ideas que sobre las ideas nos (con)formamos?

A partir de dicha experiencia, Bateson buscará –dirá él mismo– “los principios y los (pre)supuestos básicos de toda la organización del pensamiento”, y esa búsqueda no la realizará siempre de un modo consciente. Él sólo se “dará cuenta” que ese es un modo de definir una posible “pauta que conecte” toda su búsqueda, una forma de “unificar su pensamiento, hacia los finales de su vida, en “Espíritu y Naturaleza” (1979) al ofrecernos allí –precisamente– un pequeño (auto)análisis retrospectivo de toda su obra. Él define entonces, en ese texto –de un modo consciente– las preguntas que han atravesado sus reflexiones: ¿Cómo sucede que pensamos aquello que pensamos? ¿Qué vínculo(s) hay (o son posibles de establecer) entre las particulares vivencias experienciales de una vida particular con los modos de constitución del pensamiento del sujeto que ha experienciado dicha vida?, en síntesis, ¿qué existe de particular en la naturalidad de una vivencia que conduzca al experimentador de dicha vida a pensar en lo que piensa y a pensarlo del modo como él lo piensa?

Hay en esas preguntas –de un modo muy claro– un desplazamiento de la mirada. Se apunta siempre al contexto que posibilita la reflexión. No es evidente allí el “punto de observación” que se establece. Creemos que ello es así por cuanto no puede haber un “punto” en la observación, cuando lo que se pretende observar son –precisamente– no puntos, sino “redes de relaciones” y al mismo tiempo las complejidades entre los diferentes “niveles de conexión” que entre dichas redes se puedan encontrar y/o establecer. Reiteramos entonces lo que ya habíamos dicho: la mirada de Bateson se desplaza, desde los «objetos» hacia las relaciones y hacia las diversas y paradojales formas de interacción entre esas relaciones; se interesa por los procesos y sus “extrañas” lógicas, como también se interesa en las “lógicas” de las conexiones de dichos procesos con la totalidad (contexto) que los contiene. En esa búsqueda de relaciones y de “relaciones entre relaciones”, (obviamente meta-relaciones) él lucha, casi desesperadamente por sobrepasar los límites que, para ese objetivo, le imponen las estructuras profundas de nuestro lenguaje articulado (idioma). Las estructuras sintáctico-gramaticales de nuestros lenguajes no son las más adecuadas para dar cuenta (describir) los procesos, ni mucho menos los nexos entre esos procesos. Nuestro lenguaje es siempre un lenguaje hipostasiante, cosificante, por cuanto está organizado en una lógica de “linealidad estructural interna” (sujeto + verbo + predicado) que sólo permite –precisamente– una descripción lineal y/o lo mecánicamente causal de aquello que el lenguaje está describiendo. Y –convengamos– una descripción no puede dar cuenta de nada. Solo se trata de un “mapa” posible para “representar” un “territorio” que no es atrapable nunca (Korsibzky) en descripción alguna. La sensación de “acididad” que nosotros sentimos al gustar el limón, no es atrapada en nuestra simple descripción de que el gusto del limón es “ácido”. “Porque una rosa, es una rosa, es una rosa... y sólo una rosa”, es un poema de Gertrudes Stein que él citará a menudo para dar cuenta de esta imposibilidad de todo “mapa” para contener el “territorio”.

Se trata de la relación entre experiencia creadora y conocimiento. En este blog, perseguimos las experiencias, para pensarlas, como hizo Bateson y se cuenta en la nota. Cliqueá acá si querés leerla:
Bateson

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